Con 50 años en el rubro, el actual Jefe Comercial de TTP relata su trayectoria en diferentes terminales de Chile, destacando el extraodinario desarrollo que ha experimentado la actividad logística marítima y el abnegado carácter de sus operarios.
Wilfredo González Zambrano, Jefe Comercial de Talcahuano Terminal Portuario (TTPSA), cumplió este 2021 nada menos que 50 años de trayectoria en el rubro.
Su historia comenzó al ingresar al Puerto de Valparaíso como trabajador marítimo e integrarse al Sindicato de Empleados de Bahía. “Ahí trabajé los primeros 10 años; el año 81 se acabaron los trabajadores marítimos y se transformaron en trabajadores marítimo-portuarios”, comenta.
Relata que los trabajadores marítimos eran los sindicatos y gremios que operaban a bordo de las naves, mientras en tierra se trabajaba en la Empresa Portuaria de Chile (Emporchi). “Aparecieron las empresas de estiba y desestiba en esos años y ya en el 2000 nacieron las nuevas concesiones portuarias que conocemos hoy”, menciona.
Según su experiencia, las familias eran portuarias por generaciones. Su padre fue empleado de bahía, al igual que uno de sus hermanos, razón por la que llegó al Sindicato de Empleados de Bahía.
El año 73, Wilfredo entró a estudiar en la Universidad Católica de Valparaíso la carrera de Transporte. Entre el ’78 y el ’83 se mantuvo en esa ciudad, tras ser contratado por el grupo SAAM. Allí cumplió diversas funciones: Tarjador, Planimetrista, Documental, Jefe de Cubierta, Jefe de Muelle y Jefe de Bahía.
“Me especialicé en los embarques de fruta, fui pionero y llegué a ser coordinador de la fruta a nivel nacional. Además, el ‘84 participé en el primer embarque de fruta en el Puerto de Coquimbo”, destaca.
El departamento que veía la fruta también comenzó a encargarse del embarque de congelados, por lo que añade que “tuve la fortuna de hacer el primer embarque de congelados (pescado) en Puerto Montt el año 86, que iba con destino a Europa”.
Su trayectoria también le permitió, en el año 85, presenciar la llegada de los contenedores a Chile. “Recibí como supervisor de naves el primer embarque de contenedores de nuestro país, que llegó a San Antonio”, subraya.
Luego, en septiembre del ‘99, la empresa le solicitó trasladarse a Talcahuano a inaugurar la primera concesión de un puerto estatal a un privado en la Región del Biobío: San Vicente Terminal Internacional (SVTI).
“Ahí era el Superintendente de Naves, que se encarga de todas las operaciones de las naves. Para tener una imagen, la empresa portuaria en diciembre del ‘99 movilizó 2.500 contenedores y en enero del 2000, o sea un mes después, movilizó 6.500 contenedores. La aparición de SVTI acá en la zona fue justamente para contenerizar las cargas. Tuvimos la gloria de mover hasta 32.000 contenedores en un mes en 2008-2009”, describe.
Desde el Puerto de San Vicente se movió al Puerto de Talcahuano en 2014 como Jefe de Operaciones. Allí tuvo que echar a andar el terminal marítimo después del terremoto y posterior tsunami de febrero de 2010.
“He sido afortunado en mi trayectoria. La llegada de los primeros autos a Chile también la pude ver en Valparaíso. He trabajado con excelentes profesionales y he estado rodeado de muy buena gente”, distingue.
DESARROLLO PORTUARIO
Según Wilfredo, Chile ha mejorado en términos de desarrollo portuario, aumentando la eslora de los buques e integrando mejor infraestructura. Recalca que el país se especializa en los embarques de fruta y cobre, pero que particularmente en Talcahuano hay cargas muy específicas que generan un personal muy especializado en el área.
“Creo que en nuestro país hay que trabajar el tema de la descentralización para que las importaciones lleguen a zonas como la nuestra. Esta es una región muy competitiva, creo que una de las más competitivas, con mucho puerto y bastantes cargas que van aumentando la producción”, manifiesta.
Su visión también apunta a integrar puertos más grandes en Chile para atender naves de mayor tamaño en diferentes zonas.
GENTE DE PUERTO
Wilfredo comenta que quien llega a trabajar a un terminal marítimo es muy difícil que se vaya y destaca el sacrificio que hacen los portuarios en sus labores.
“Es una vida que implica sacrificios, trabajando de noche, con lluvia, con frío, en los congelados con temperaturas bajo cero. La gente de puerto sabe ganarse su pan y conoce el trabajo duro”, comenta.
Por último, el trabajador agradece su última etapa en Talcahuano y hace un llamado a los jóvenes que hoy se proyectan en los puertos a que tomen esta carrera.
“Deben ser sacrificados y tener las ganas de capacitarse constantemente, porque este rubro requiere de especializaciones y labores muy específicas. He trabajado en muchos puertos y espero haber dejado mi granito de arena en cada uno”, concluye.