La Marina Mercante Nacional cumple 206 años y su contribución al desarrollo económico de Chile es innegable. Más del 90% de nuestro comercio exterior se moviliza por mar, lo que, en el caso de una región exportadora como ésta, es aún más relevante.
Por nuestros puertos se transfieren cargas desde y hacia el Biobío, como también desde y hacia las regiones de Maule, Ñuble, La Araucanía, Los Ríos, Los Lagos y la provincia argentina de Neuquén.
Ello implica un esfuerzo constante por innovar para mantener la competitividad de los terminales, desarrollando infraestructura y adquiriendo equipamiento de última generación para atender naves cada vez mayores, en menor tiempo y con mayor seguridad.
Al mismo tiempo, esta vocación exportadora e importadora ha impulsado invertir en transformación digital. Así agilizamos los procesos de recepción y despacho de buques, como lo estamos haciendo con la implementación de la Ventanilla Única Marítima de la mano del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones y otras plataformas, y posibilitamos la interacción e información en tiempo real de cada eslabón de la cadena.
Esos esfuerzos “de la puerta hacia adentro” requieren un intenso trabajo “de la puerta hacia afuera”. Instancias como el Comité Portuario de Coordinación de Servicios Públicos y la Comunidad Logística (Comlog) de Talcahuano, el Consejo de Coordinación Ciudad Puerto y la Mesa de Comercio Exterior (Comex) del Biobío tienen un rol clave para que la movilización de la carga opere con eficacia, eficiencia y sostenibilidad.
Parte esencial de esa tarea “en tierra” tiene que ver con promover una red multimodal con mejor accesibilidad a los puertos. En línea con la Estrategia de Desarrollo Regional 2015-2030 y con el nuevo Plan Regulador Metropolitano de Concepción -en debate-, hay una serie de proyectos que prometen contribuir a segregar el transporte de carga del de pasajeros.
La conexión de la Ruta Interportuaria con el Puerto de San Vicente y el acceso norte ferroviario al mismo terminal, el Puente Industrial y el nuevo Puente Ferroviario -además del puente Amdel- y, por cierto, la Ruta Piedemonte, son iniciativas determinantes para superar las contingencias de tráfico que hacen noticia a diario, pero, por sobre todo, para proyectar la región en los próximos 50 años.
Necesitamos avanzar a paso firme para dotar a nuestro comercio exterior de una capacidad instalada que garantice fluidez y seguridad en el largo plazo, pero también ofrecer esas mismas cualidades a las vecinas y vecinos del Gran Concepción. En definitiva, asumir que nuestra urbe es una ciudad portuaria, con mayúsculas.
Alejandro Tudela Román
Presidente
Puertos de Talcahuano